Barcelona es una ciudad muy turística, así que cuando uno pasea por el centro es inevitable reparar en la gran cantidad de extranjeros que nos visitan. Si bien esto es habitual, lo que llama la atención es como los smartphones, tabletas y los palitos selfie han expulsado a las típicas cámaras compactas que parece han quedado relegadas al baúl de los recuerdos.
Así que en vez de realizar las típicas fotografías de postal de la ciudad, aquí va la visión de una barcelonesa ante la marea de turismo, en un pequeño recorrido por las Ramblas, la Plaza Real y el Port Vell.
Es curioso como la fiebre de los palitos selfies se ha extendido a todo el mundo. Sea el país que sea, los vendedores ambulantes de las zonas turísticas venden palitos en lugar de postales. Renovarse o morir 😉
Eso no quita que estas zonas tan turísticas tengan su encanto
Y los servicios de Turismo de Barcelona anden al acecho
Y que seria de Barcelona sin nuestras Golodrinas ¿verdad?